Ante la ola de incendios que ha arrasado buena parte del territorio forestal nacional, afectando gravemente a Galicia, Castilla y León y Extremadura, así como a Asturias, Castilla-La Mancha y Madrid, donde ha dejado enormes daños personales, materiales, económicos y ambientales, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) quiere trasladar a la población de las zonas afectadas toda su solidaridad. Asimismo, transmitimos nuestro reconocimiento y gratitud a todos/as los/as profesionales de protección y extinción que han participado para sofocarlos, por la labor ingente y arriesgada que han realizado para salvaguardar la vida de los/as habitantes de los lugares afectados y defender también el territorio y el patrimonio paisajístico.
Igualmente, quiere mostrar a la Administración Pública todo el apoyo y la colaboración técnica para que las zonas devastadas en estas regiones, donde hay personas que han perdido sus viviendas y sus modus vivendi, recuperen la normalidad en el menor plazo de tiempo posible, en línea con los Colegios de Arquitectos de dichos territorios.
En este sentido, el CSCAE, con su Unión de Agrupaciones de Arquitectos Urbanistas (UAAU), se pone a disposición de las Administraciones Públicas para aportar la experiencia técnica pertinente y trabajar en un acuerdo transversal, coordinado a todos los niveles (estatal, autonómico y local) y guiado por los profesionales competentes, que incluya y priorice las siguientes medidas:
Además, el Grupo de Trabajo de Emergencias del CSCAE abrirá una línea de acción con otros profesionales, como ingenieros de montes, agrónomos y Protección Civil, para realizar una diagnosis acertada de lo ocurrido y proponer las medidas adecuadas para que nuestra sociedad esté más preparada frente a futuros desastres, anticipando los riesgos derivados de la despoblación y del cambio climático y contribuyendo a reducir la vulnerabilidad de nuestro territorio.
Por último, como parte de Unión Profesional, el CSCAE colaborará activamente en la Comisión Especial frente a los desastres naturales de gran magnitud, cuyo trabajo está previsto que pueda presentarse antes de que finalice 2025.